La ingeniera ambiental Claudia Núñez Sánchez, coordinadora técnica del sello CAME Sustentable, detalla el valor de identificar y evaluar los riesgos relacionados con el medio ambiente, la comunidad y el gobierno corporativo.

 

En el ámbito empresarial, un riesgo se refiere a la posibilidad de que una situación no anticipada afecte a la compañía. Una buena práctica de gestión implica identificar posibles factores de riesgo y definir mecanismos para controlarlos, evitarlos o bien mitigar sus consecuencias lo más rápido posible.

Entre los riesgos más conocidos y usualmente gestionados por las empresas, ya que afectan sus operaciones y rentabilidad, se encuentran los económicos como, por ejemplo, aquellos que provienen de la variación de los precios de los combustibles o de los retrasos en la logística, entre otros. En el caso del sector alimenticio, se consideran también aquellos aspectos que pueden impactar negativamente en la salud del consumidor, como la falta de un control adecuado de la trazabilidad e inocuidad de los alimentos, error que probablemente se reflejará en una crisis reputacional.

A su vez, existen otro tipo de riegos tan importantes como los económicos, pero -muchas veces- poco informados, que también deben ser identificados y evaluados a fin de que la empresa cuente con las herramientas necesarias para tomar decisiones correctas: los Ambientales, Sociales y de Gobierno Corporativo (ASG).

El análisis de riesgos ASG, al ser una herramienta fundamental para planificar objetivos de gestión que orienten las acciones de las empresas comprometidas con el desarrollo económico con conciencia social y ambiental (Triple Impacto), forma parte de los requisitos a cumplir por parte de las firmas interesadas en certificar el nivel más avanzado del sello CAME Sustentable. Cabe recordar que la certificación cuenta con tres grados de exigencia, que van en ascenso según el estadio en el que se encuentre la empresa.

Clasificación de riesgos ASG
Federation of European Risk Management Associations (FERMA)

Fuente: https://www.ferma.eu/app/uploads2021/03/Fermasustainability_2021_final.pdf

Fuente: https://www.ferma.eu/app/uploads2021/03/Fermasustainability_2021_final.pdf

 

«Caso Nestlé»

En 2010, la ONG internacional Greenpeace denunció a la empresa Nestlé por contratar proveedores de aceite de palma que no cumplían las normas ambientales y destruían bosques donde habitaban orangutanes en peligro de extinción.

La situación generó una crisis reputacional de tal envergadura que consumidores de todo el mundo rechazaron, incluso hasta el día de hoy, los productos de la firma suiza.

A su vez, esta situación obligó a la multinacional a publicar nuevos objetivos ambientales, otorgándoles mayor relevancia a la temática. Este caso, y otros similares, ilustra la necesidad de anticiparse a situaciones que pueden afectar las operaciones y la rentabilidad.

El mundo lo exige: la preservación de la naturaleza y la inclusión social son piezas fundamentales para el desarrollo de negocios éticos, transparentes y sostenibles.

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